22 febrero 2006

Poema involuntario de Ludwig Wittgenstein


Publicado en el MAGAZIN DOMINICAL de El Espectador #712 (05.01.97)

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Es posible que lo que venga a su mente
No sea una palabra,
Es posible que no se le ocurra nada
En absoluto.

(y nos inclinamos a suponer un acto)

Si yo doy a alguien la orden “tráeme
Una flor roja de esta pradera”, cómo
Sabrá él qué tipo de flor traerme,
Puesto que yo le he dado solamente
Una PALABRA ?

(paso mi dedo por el plano desde la palabra “rojo”)

Pero este no es el único modo de buscar
Y no es el modo usual. Vamos, miramos
A nuestro alrededor, damos unos pasos
Hasta una flor y la cogemos,
Sin compararla con nada.

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Frases tomadas de la página 29 de los Cuadernos Azul y Marrón de Wittgenstein.

Tal y como cuando uno lee, algunas frases han sido subrayadas transladándolas luego hacia otro espacio en donde se recomponen gráficamente a la manera de un poema. Allí, separadas de su texto inicial, terminan por revelar un poema involuntario, como si estuviera escondido entre la lúcida maraña de sus disquisiciones linguísticas.

Acerca de aquello que caracterizaba su filosofía, Wittgenstein decia que “... se trata de lo no poético, de lo que va de inmediato hacia lo concreto... Las cosas están ahí de modo inmediato ante nuestros ojos, ningún velo las cubre. Aquí se separan la religión y el arte”.

El respeto por lo inefable contenido en esta declaración, hace que pudiera llegar a pensar que “ en el arte es difícil decir algo que sea tan bueno como no decir nada”. Sin embargo, la necesidad expresiva de un arte silenciado frente al poder “religioso” de las evidencias, termina deslizándose involuntariamente por entre las rendijas del tejido racional de sus preocupaciones filosóficas.

“Creo haber resumido mi posición con respecto a la filosofía al decir: de hecho, sólo se debería poetizar la filosofía”... Y también, como dice en otra parte, “ también en mis actividades artísticas tengo sólo buenas maneras”.

Es posible entonces que esa actitud, a primera vista contradictoria, sea un buen ejemplo de la situación en que se encuentran el arte y la filosofía de hoy. La necesidad de un purgante recíproco resulta evidente.



























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